En un contexto marcado por la exposición constante a información, ideas, productos y estímulos en general provenientes de múltiples fuentes, el consumidor de hoy se enfrenta a situaciones que le han hecho cambiar su actitud frente al mercado y a su relación con éste.
El consumidor de hoy tiene menos tiempo y menos espacio pero está más conectado con el mundo y busca marcas globales. Se encuentra más informado: conoce y exige sus derechos y busca una relación calidad – precio balanceada.
Tal vez por eso es más pragmático. Congela, solicita domicilios, pide una pizza el viernes por la noche, ama los centros comerciales y los almacenes de cadena. Lo quiere todo para ya, bueno y bonito, aunque no sea barato. Busca que las marcas se esfuercen por él y lograr un vínculo afectivo con ellas.
Además se preocupa por su salud, por su comodidad (usos sencillos y versátiles) y por la claridad con la cual se le presenta la información. Busca esforzarse menos y disfrutar la vida dándose placeres simples y complejos.
Cada vez va a viajar más, a ver más televisión internacional y a utilizar Internet para informarse y para llevar a cabo tareas que en otras circunstancias implicarían “pérdidas de tiempo” (Pago de servicios, compras,
En cuanto a su opinión frente a la vida, es de mente abierta, acepta las madres solteras, a los gays, posiblemente se divorcie y se vuelva a casar, la religión no juega un papel determinante pero la espiritualidad si, aunque mercantilizada, en el sentido de la adopción de prácticas sincréticas con el objetivo de lograr satisfacción personal.
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