ALIMENTOS FUNCIONALES: ALGO MÁS QUE QUEDAR LLENO

Hemos visto que el interés por el cuidado de la salud y de la apariencia puede llegar a tener consecuencias negativas. Pero no por ello el consumidor deja de preocuparse y de buscar alternativas que le permitan lograr lo que quiere.

¿Notó que los yogures dejaron de ser simplemente de fruta para volverse de ‘cultivos probióticos’, que mejoran el funcionamiento intestinal? También empezaron a aparecer en el mercado huevos con ácidos grasos omega 3 que ayudan a controlar la hipertensión y margarinas con ésteres añadidos de origen vegetal que reducen el riesgo de padecer enfermedades cardíacas.
Es la onda de los alimentos funcionales, aquellos que, además de aportar nutrición, mejoran la salud gracias a algunos de sus componentes.
La idea nació en Japón en los 80 pero ya se ha extendido a todo el mundo convirtiéndose en objeto de investigación científica y en una creciente tendencia de consumo inspirada en el concepto de ‘nutrición óptima’ que consiste en no sólo dejar de comer alimentos que puedan perjudicarme sino buscar aquellos que me alimenten y hagan algo más por mi de acuerdo con mis necesidades.
La presencia de éstos productos es creciente. Hace poco apareció Vaalia, una bebida láctea que, con una mezcla de probióticos y fibra, ayuda a mejorar la digestión. En Australia, la marca se ha mostrado como una propuesta de cuidado integral de la persona sustentado en mente, cuerpo y espíritu. (http://www.activeculture.com.au/)

En España están las Galletas Lu Príncipe Mega Mañana cuya publicidad promete que, después de comerlas al desayuno, no se sentirá hambre durante toda la mañana. Esto se debe a que aportan energía de difusión progresiva, es decir, van dando energía en la medida en que el cuerpo la va necesitando. La multinacional Danone ofrece una línea de productos funcionales cuyos beneficios van desde ayudar el tránsito intestinal hasta controlar el colesterol, pasando por fortalecer las defensas.

Tal parece que todavía hay mucho camino por recorrer, tanto en materia de legislación y estandarización como de explotar las características adicionales de algunos productos que pueden considerarse funcionales pero aún no han sido reconocidos como tal.