Conocimos una pareja de novios que compartía la crema antiarrugas y hemos visto por la calle muchas mujeres “vestidas de hombre” y muchos hombres con iluminaciones en el pelo y uñas esmaltadas. Según las pasarelas del mundo, pronto veremos a los muchachos con falda, lo que no nos sorprenderá, como las chicas futbolistas de hoy día.
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En el pasado sólo se reconocía el éxito de los hombres y las mujeres desempeñaban papeles de acompañamiento y llevaban a cabo labores domésticas.
Hoy las cosas son distintas. Dada la inserción de la mujer en el proceso productivo su rol cambió, a tal punto que hoy ocupa altos cargos y detenta poder en distintas circunstancias.
El hombre, por su parte, asume exitosamente funciones dentro del hogar y puede expresar su sensibilidad libremente. Y ambos quieren imitarse mutuamente.
Hemos observado que hay una tendencia a que las mujeres tomen símbolos masculinos y los hombres símbolos femeninos y que se asuman comportamientos "del otro sexo" sin que esto implique necesariamente que hayan cambiado sus preferencias sexuales.

En un mundo de hombres con cejas depiladas
y mujeres con 4x4, se abre todo un universo para crear nuevos mercados: encontramos Hummer para mujer, productos de afeitar para piel sensible, comerciales de Alka-Seltzer para mujeres enguayabadas, entre otras cosas.
La redefinición de las características propias de cada género conlleva a una superposición de símbolos de manera que se hace tenue la línea que separa lo masculino de lo femenino dando paso a un espectro más amplio en el cual se abre todo un universo de posibilidades para creación de mercados...

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